Tiempo atrás, se pensaba que la velocidad de la
luz era instantánea. Hasta que Galileo realizó un experimento, que consistía en
poner dos fuentes de luz (linternas), en dos colinas que estuvieran a un
kilómetro de distancia.
Cuando la primera linterna se encendiera, la otra se
encendería. Y el tiempo que tardara el primero en ver la segunda linterna,
sería el tiempo que demoraría la luz en recorrer ida y vuelta. Pero la
velocidad de la luz era tan alta que, que simplemente no se podía dar un valor
razonable a esta.
Hoy sabemos que en el vacío, la velocidad de la
luz es de 299.792,458 km/s que suele
aproximarse a 300.000 km/s. Se simboliza con la letra c. Y en otros medios su velocidad varía según las características
del medio.
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